El viernes pasado cayó en
Un EGS no es
propiamente una convención de videojuegos. Ni siquiera podemos decir que estos
eventos operen bajo una idea convencional como lo haría una exhibición, una
feria o incluso un showroom. En una
exposición de videojuegos vamos a ver las novedades que podremos adquirir
dentro de unos meses o hasta finales del año. No buscamos adquirir juegos
nuevos, sino que intentamos decidir las razones por las que vamos a comprar en
un futuro Gears of War 3, Legend of Zelda Skyward Sword, los nuevos
lanzamientos para Kinect o Playstation 3, las franquicias deportivas, o para finalmente darnos cuenta si
seguir comprando juegos de Halo sigue valiendo la pena.
Para esto los asistentes a estos eventos hacemos filas por horas, solo para disfrutar unos escasos minutos de juego, a veces en salones cerrados y donde no podemos tomar fotos o video, pues el demo que vamos a jugar es exclusivo y no puede ser visto fuera del evento, lo cual acelera nuestro pulso ante la idea de ser de los primeros que han visto en acción Dante’s Inferno o la nueva entrega de Call of Duty. Acabando de probar un juego pasamos al siguiente, para luego hacer nuestras conjeturas y decidir qué compraremos primero cuando salga a la venta. Y todo esto es un procedimiento subconsciente, pues en la superficie no podemos evitar estar emocionados por la idea de jugar, antes que nadie, Dance Central, el nuevo juego de UFC o incluso Disneyland Adventures.
C Itoh (y posteriormente ITOCHU), a través de la revista Club
Nintendo, fueron los primeros en organizar exhibiciones de videojuegos en la Ciudad de México. El
primero se realizó en un hotel frente al Ángel de la Independencia y el
juego estelar de este evento fue Street Fighter II Turbo. No recuerdo
exactamente cómo las obtuvimos, pero mis amigos y yo llegamos con nuestras
invitaciones y subimos al salón donde se habían montado decenas de consolas de Nintendo y Súper Nintendo, mostrando los juegos de novedad o los que se
lanzarían próximamente al mercado. Las filas era eternas, la zona VIP inaccesible
y, para que todos los asistentes pusiéramos atención a la presentación estelar
de Street Fighter, tuvieron que
apagarnos las consolas, pues nadie quería alejarse de ellas.
A este evento le siguieron otros, para presentar Mortal Kombat o Killer Instinct en hoteles cerca de Perisur, tras el WTC o en universidades privadas. Todos los que asistimos a estos eventos los disfrutamos, sin imaginar que años después su organización se vería muy limitada, casi suspendida, hasta el 2002, con la realización del primer EGS, en el WTC.
Y fue hasta hace poco que pude asistir por primera vez a los
cócteles nocturnos del EGS, donde la
comunidad gamer de todas las edades
se reúne para formar largas filas y jugar las novedades de la temporada, solo
que ahora sosteniendo un vaso de ron o vodka en la mano. Con interés atienden
la conferencia o presentación de alguna personalidad de la industria y, ya con
algo de alcohol en el sistema, juegan Kinect
de maneras totalmente inspiradoras.
De las primeras exhibiciones presentadas por Club Nintendo todavía guardo las invitaciones y mi cuaderno con logotipo de Mortal Kombat, donde apunté mis claves, passwords y otros secretos para mis juegos de Nintendo. Del EGS guardo las elegantes invitaciones a sus cócteles, mi póster de Punch Out y mi memoria USB con forma de manita de Mickey Mouse, donde tengo fotos, videos e información de juegos para mi X Box.
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