domingo, 31 de diciembre de 2017

Middle Age Freak: Madrid by Freak - Geek Tour



Desde principio de los años 90, cuando los juegos de rol y la literatura fantástica se afianzaron en mi vida, voltear a ver lo que se producía en España era prácticamente una consecuencia de la afición: los comics editados por Ediciones Cinco que aparecían en las librerías de viejo o puestos de revistas atrasadas; los libros de juegos de rol producidos enteramente por autores españoles (Aquelarre) y las ediciones extranjeras realizadas por la Factoría de Ideas, así como sus libros de ciencia ficción que rivalizaban con los publicados por Minotauro, que también eran españoles; los álbumes de historietas de Carlos Giménez que me prestaba mi amigo Alberto y la revista Líder, enfocada en juegos de rol y que llegaba regularmente a la tienda Minas Tirith, todo apuntaba a que España era un país donde la cultura geek, freak o friki, como queramos llamarle, poseía una fuerte intensidad que no ha bajado con los años.



Recorrer el Madrid Geek, o al menos lo que Google Maps, con su fría objetividad, me mostró como el Madrid Geek, no es muy diferente a recorrer el México Geek actualmente, pero el diablo está en los detalles: tiendas de coleccionables con figuras de acción basadas en historietas europea; de videojuegos de antaño que guardan todavía las versiones europeas del NES, Super NES y sus juegos correspondientes, incluso locales (hasta ahora yo desconocía que existía un juego de SNES de Spirou); tiendas de comics tradicionales salidas de la imaginación de un director de cine fantástico de los años 80, faltando sólo un mogway que cante dentro de su jaula; o en el otro extremo del espectro, boutiques especializadas en alguna temática, como manga, comic estadounidense de importación, juegos de rol o de mesa, álbum europeo o parafernalia de cultura pop, por decir algunos.


La calles paralelas de Luna y Estrella, particularmente, parecen congregar gran parte de estas tiendas: Omega Center, Elektra, Metrópolis, Atlántica, además de tiendas especializadas en materiales de manualidades, diseño y dibujo que dejarían boquiabiertos a muchos mexicanos. Y luego está el FNAC, cadena de tiendas de origen francés especializada en la venta de artículos electrónicos, libros, música y vídeo, con un concepto tan particular que va más allá de su edificio de cinco pisos en la calle de Callao, incluyendo arte original para adornar las bolsas de compra y un auditorio integrado para eventos especiales.


Además, para un extranjero como su servidor, el Madrid Geek no se acaba en visitar las tiendas especializadas, está también en reconocer la fachada del edificio Capitol o las locaciones de películas de Alex de la Iglesia, medir a ojo de buen cubero el tamaño de la fuente de Cibeles original con la que existe en nuestra colonia Condesa; poder hablar con algunas personas de Tin-Tin, Blake & Mortimer, Paracuellos, Colby, Blacksad y Tex Willer con la misma familiaridad con la que aquí hablamos de Batman, Superman, el Santo y los Vengadores; haber podido visitar por accidente la exposición del dibujante George Herriman en el museo Reina Sofía o haber visto a la venta figuras de Playmobil de Diego Velázquez en el Museo del Prado; sufrir porque el refill de bebidas en restaurante es prácticamente un mito, pero ver que puedes emborracharte dentro de un McDonalds, pasar algunos minutos confundidos con un vendedor hasta que entiendes que en España los comics son tebeos y los botones chapas; tomarte una foto en un bar llamado Black Bird o te pierdas entre las marquesinas del distrito teatral, terminando en una librería llamada El Aleph, a la que le tomas fotos por obvias razones.


El Madrid Geek, para gente como yo, no se cubre ni se termina con una visita. Quedan los recuerdos de cuando hojee mis primeros comics y revistas españolas, y los que quedan ahora cuando los reencuentro en su país de origen.

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