En este justo momento, cuando me encuentro meditando sobre el tema para escribir esta semana, mientras la música de un playlist de YouTube ambienta mi estudio, un torrente se descarga en una ventana continua sobre el escritorio. Además, Facebook y otros servicios de mensajería están activos y la bandeja de entrada de mi correo electrónico exhibe una cantidad inusitada de spam y otros correos que, realmente, nunca me molesto en abrir. Otra ventana del navegador permanece abierta en la página principal de Google, en caso de que necesite consultar algo. Para complementar todo el cuadro, una taza de café humea sobre el escritorio.
Y es dando un vistazo a esa taza de café instantáneo
con leche que, de repente, pienso en un determinado lugar. El número ciento dos
de la calle Nuevo león, en la colonia Condesa de la ciudad de México.
Mi Café Internet
favorito.