Pero no es que la Navidad llegue antes. Lo que empieza para todos es
una carrera en la cual participamos y se nos olvida arrancar cuando vemos las primeras
señales de salida; cuando las tiendas de ultramarinos empiezan a recibir sus primeros
encargos de bacalao, o las granjas empiezan a vender sus primeros pavos u otras
aves de corral. Las revistas de cocina y actividades manuales lanzan sus
ediciones especiales con tema navideño, e igual sucede con los canales de
televisión que abordan los mismos temas. Los almacenes anuncian sus planes para
apartado de juguetes y electrónicos, además de que ponen a la venta los adornos
e instrumentos decorados con motivos decembrinos. Para otros la época navideña
empieza cuando aparecen los Wiwichus de Pepsi y los osos polares de Coca-Cola.
Estos días, antes del inicio de las Posadas, pueden
ser ideales para trazar los planes para fin de año, de manera impecable:
Planear dónde pasar las cenas de Navidad y Año Nuevo; o si se desea evadir a la
familia, organizar una salida a un destino turístico más cálido; cubrir los
apartados para los juguetes de los hijos o sobrinos, o para nuestros propios juguetes
de adultos, como una pantalla LED, un reproductor Blu Ray o un PS3 (que para
muchos es lo mismo); presupuestar los gastos para el fin de año, incluyendo el esperado
aguinaldo; planear los envíos de tarjetas (físicas o virtuales) a familiares y
amigos; y practicar y escoger las recetas que vamos a preparar, si somos tan
osados como para adueñarnos de la cocina.
Sí, todo eso sería ideal, pero ocurre que en lugar de
esa sana previsión, iremos por la calle y los centros comerciales, repudiando
que las tiendas busquen mejorar sus ventas con tan sólo colocar sus adornos y
publicidad navideña, apenas iniciando noviembre. Por eso mismo, también consideramos
que tenemos casi dos meses para planear todo el fin de año y que solamente
debemos empezar a preocuparnos cuando llegue el 12 de diciembre, arrancando
oficialmente el famoso maratón Guadalupe-Reyes, sin un previo calentamiento.
Pasaremos noviembre sin mayores preocupaciones o previsiones.
Sin siquiera tomar nota sobre los juguetes que les interesen más a nuestros niños,
o sobre dónde cenaremos esas noches de fiesta. Y cuando empiecen las Posadas
aceleraremos intempestivamente, buscando llegar con gracia a estas fechas, para
demostrarles a otros y a nosotros mismos que la Navidad y el Año Nuevo no
puede más que nosotros.
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