miércoles, 26 de febrero de 2014

Robocop

 

Ya hace unas semanas que se estrenó Robocop, remake de la película homónima de 1987, donde un buen policía y padre de familia, al caer en el cumplimiento de su deber, es convertido en un ser mitad humano, mitad máquina, para ejercer la ley en la conflictiva ciudad de Detroid del 2028.

Recuerdo haber visto la original versión de Robocop en nuestro ya devastado cine Alfa & Omega, de la ciudad de México. Y como todo niño de esa edad quedé impresionado por su personaje protagónico y el visceral uso de sus efectos especiales. Pasarían muchos años más para que pudiera asimilar todo el valor del discurso que su director, Paul Verhoeven, imprimió en esta película.


Junto con Blade Runner, Robocop fue de las primeras películas que pudo imprimir las características del género cyberpunk en el cine de ciencia ficción, más allá del superficial uso de drogas y sociedades en decadencia, abordando también el conflicto entre la tecnología y el valor humano y el control de las instituciones públicas a través de las corporaciones. Sin contar también la descarnada violencia y humor irónico que mandó a esta clásica película ochentera a la clasificación R, logrando triunfar comercialmente a pesar de eso.

Tuve mi recelo cuando se originalmente se anunció este remake, pero al saber que la dirección sería labor del brasileño José Padilha acepté la idea de mejor manera. En el año 2007 Padilha logró conquistar el festival de Cannes con su película Tropa de Élite, una visión vanguardista sobre la violencia y la corrupción dentro de una de las ciudades más conflictivas de América Latina. Por lo tanto, si algún director comprende cómo funciona la violencia urbana moderna, es José Padilha. Y algunas de sus visiones están presentes en este remake.

Pero que esta nueva versión encajara en la clasificación PG-13 (adolescentes y adultos) reduce mucho el impacto que podría tener este nuevo Robocop y lo hace palidecer contra el clásico, si bien la cinta está bien realizada en técnica y actuaciones, y con sus conceptos correctamente colocados, que sin embargo se diluyen en el afán de colocar comercialmente esta cinta. ¿Una edición del director podría mejorarla? Probablemente.



¿Qué si algo me disgustó mucho de este remake de Robocop? Más bien fueron dos cosas que esperaba y nunca me dieron: primero, que Murphy no come Gerber. Segundo, que nunca se aprecia si el ED-209 puede o no bajar escaleras. 

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