Ya hace unas semanas que se estrenó Robocop, remake de la
película homónima de 1987, donde un buen policía y padre de familia, al caer en
el cumplimiento de su deber, es convertido en un ser mitad humano, mitad
máquina, para ejercer la ley en la conflictiva ciudad de Detroid del 2028.
Recuerdo haber visto la original versión de Robocop en
nuestro ya devastado cine Alfa & Omega, de la ciudad de México. Y como todo
niño de esa edad quedé impresionado por su personaje protagónico y el visceral
uso de sus efectos especiales. Pasarían muchos años más para que pudiera
asimilar todo el valor del discurso que su director, Paul Verhoeven, imprimió
en esta película.
Junto con Blade Runner, Robocop fue de las primeras
películas que pudo imprimir las características del género cyberpunk en el cine
de ciencia ficción, más allá del superficial uso de drogas y sociedades en
decadencia, abordando también el conflicto entre la tecnología y el valor
humano y el control de las instituciones públicas a través de las corporaciones.
Sin contar también la descarnada violencia y humor irónico que mandó a esta
clásica película ochentera a la clasificación R, logrando triunfar
comercialmente a pesar de eso.
Tuve mi recelo cuando se originalmente se anunció este
remake, pero al saber que la dirección sería labor del brasileño José Padilha
acepté la idea de mejor manera. En el año 2007 Padilha logró conquistar el
festival de Cannes con su película Tropa de Élite, una visión vanguardista
sobre la violencia y la corrupción dentro de una de las ciudades más
conflictivas de América Latina. Por lo tanto, si algún director comprende cómo
funciona la violencia urbana moderna, es José Padilha. Y algunas de sus
visiones están presentes en este remake.
Pero que esta nueva versión encajara en la clasificación
PG-13 (adolescentes y adultos) reduce mucho el impacto que podría tener este
nuevo Robocop y lo hace palidecer contra el clásico, si bien la cinta está bien
realizada en técnica y actuaciones, y con sus conceptos correctamente
colocados, que sin embargo se diluyen en el afán de colocar comercialmente esta
cinta. ¿Una edición del director podría mejorarla? Probablemente.
¿Qué si algo me disgustó mucho de este remake de Robocop?
Más bien fueron dos cosas que esperaba y nunca me dieron: primero, que Murphy
no come Gerber. Segundo, que nunca se aprecia si el ED-209 puede o no bajar escaleras.
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