"El hechizo más mortal" |
SOBRE LA MESA DE CAFÉ
Y UN VASO DE PAPEL
Ángel Zuare
Yo sólo había hecho una pregunta:
¿Cuál es el hechizo más poderoso o el más destructivo que conocen?, y la monótona
charla de sobremesa que sosteníamos se convirtió en un debacle sobre este tema:
-El Ultima, de Final Fantasy,
por supuesto-, comentó Gerardo.
-No, las técnicas triples de Chrono Trigger son más destructivas-,
replicó Dávalos antes de pedir a la mesa con un gesto un vaso de agua.
-Esas son técnicas de combate, no
hechizos- intervino Edgardo. -Si vamos a hablar de hechizos de destrucción, el Twilight Spark, de Touhou Soccer.
Como respuesta su hermano, Félix,
le dio un zape en la cabeza mientras se carcajeaba con ganas. –El habla de
hechizos de verdad, no de jaladas de videojuegos japoneses que mezclan fútbol y
hechicería.
-¿Y t-tú cuál sugieres?- le
pregunté.
-Pues uno de un libro de verdad… Por
ejemplo el Octavo Conjuro, de Mundo Disco. Si no jode la realidad, sí hace
parir a tortugas gigantes…
-Yo digo que los hechizos de la Bruja Escarlata- comentó Moreno. -Poder
cambiar la realidad a tu antojo tiene nivel, ¿o no?
-No cuenta, no son hechizos de
verdad y ella es mutante- replicó García dándole una gran mordida a su bagle con mermelada. –Si a esas vamos
también consideremos el hechizo de Parallax
para regresar el tiempo en Hora Cero.
-O el All Ilusión, de Medaka Box-
añadió Maya tímidamente. -… A mí me gusta…
-¡No, no, no!- interrumpió Jorge
golpeando la mesa con su botella de cerveza medio tomar. -No hay hechizo más terrible
que esté, que le da vida a vegetales, cambia de forma a los animales y convierte
a simples criadas en falsas princesas, sólo para quedarse con la fortuna de los
príncipes. Pobres hombres millonarios que caigan en el… ¡Bibbidi Bobbidi Boo!
Reímos con muchas ganas, pedimos
refill de nuestros cafés, otra cerveza para Jorge y seguimos discutiendo:
-En serio, ¿nadie se acuerda del Avada Kedavra en Harry Potter?- preguntó Robin.
-O el Flipendo, también de Harry
Potter-, añadió Memo.
-Sólo en los videojuegos- aclaró
Dávalos apurando su vaso de agua en un trago.
-O el hechizo para olvidar, está
bastante cabrón cuando Hermoine se lo hace a sus padres.
-No es tan destructivo. Además
los hechizos para olvidar pueden hacer mucho bien para corregir pendejadas… ¿o
no?- comentó García, volteando a verme al final.
-¿De-de qué hablas?
-Hazte wey… ¿En serio no te
acuerdas?- De inmediato empezó a contar la anécdota para quienes no la conocían
o la habían olvidado: -Resulta que un día estábamos todos de ociosos y
empezamos a jugar con un vaso desechable, dotándolo de poderes infinitos y
jugando a pedir deseos a ver qué pasaba. Entonces llegó este con su alma de
mártir y dijo que iba a pedir su deseo pensando en el bien común. Quiso desear
que todos fueran felices…
-No le veo lo malo a eso- dijo
Robin.
-¿Has escuchado cómo se traba
este wey al hablar? Al momento de formular el deseo le cambió una letra a felices. ¿Qué crees que pasó?
-… … Ohhh… … - fue el clamor de
todos en la mesa mientras que yo sólo bajaba la mirada.
-Durante veinte minutos- siguió
García. – Todos, absolutamente todos en
el mundo, en nuestra memoria, en todos nuestros registros históricos y de
existencia, nos llamamos Felipe.
Nuestros familiares, amigos, mi madre se llamaba Felipe. ¡Hasta los Felipes se
llamaban Felipe!, pero creo que a nadie le importó eso… En fin, afortunadamente
le quedaba un deseo al vaso desechable
infinito y pudimos corregir su pendejada y hacer que todos la olvidaran. Menos
los que estuvimos presentes, a wevo.
-Cualquiera s-se equivoca-
comenté mientras dejaba que todos se rieran a sus anchas.
Poco después todos empezaron a
despedirse y a retirarse. Los hermanos estrecharon sus manos y desaparecieron con
un resplandor azul. Robin levantó su vara de levitación para elevarse unos
metros antes de desvanecerse en el aire. César y Maya escogieron viajar a
través de los espejos mientras Memo, Dávalos y Moreno usaban portales de
teletransportación sencillos, no sin antes confirmar Dávalos si iríamos al cine
el próximo fin de semana. Gerardo se marchó a través del cableado eléctrico tomando
forma de energía y Jorge se fue hasta que recibió una llamada al celular. En su
camino a la calle alcanzábamos a escuchar que decía: Sí mi vida, ya voy… Estaba con los muchachos, bebé, no me tardo… ¿Leche
y qué más..?
Me quedé con García un rato
mientras este apuraba su bagle y su último refill de café. –Creo sinceramente-,
dijo. -Que no hay hechizo más poderoso que la persona que los ejecuta… Pero
luego están aquellos a quienes les explota una pluma en la cara con un Wingardium Leviosa o animan escobas para
hacer la limpieza-, recalcó antes de desaparecer con un resplandor blanco.
Me quedé un momento sólo, todavía
sentado en la mesa del café y con el dinero para cubrir la cuenta en el centro
de la misma… Junto al vaso de agua que Dávalos había pedido al llegar.
Digo, ¿cómo no sonreír?
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