Fue entonces, hace un par de años, que descubrí You Tube.
Y no lo digo como quien descubre el hilo negro de los videos en Internet, pues
ya conocía este sitio desde antes. Digo que lo descubrí más en el sentido de alguien
que un día ve un video particular de algún vlogger, un capítulo de una serie en
línea o simplemente un video insólito capturado en el momento preciso, y se dice
así mismo; “yo puedo hacer eso”.
De repente tenemos el renacimiento de una afición, que si
bien no estaba propiamente muerta (siempre habrá necesidad de documentar algo
con una cámara de video), sí podemos decir que superó sus propios límites e
impuso nuevos estándares que siguen dando pie a polémica, gracias en mayor
parte a la proliferación de teléfonos celulares con funciones de cámara fotográfica
y de video, o la producción de handycams cada vez más pequeñas y funcionales,
considerando además la versatilidad de los formatos digitales por encima de las
cintas magnéticas, junto con la accesibilidad de los programas de edición para
computadora.
Surgen entonces conceptos como videos blogger (vlogger),
virales o webshows. El video-aficionado se convierte en líder de opinión al dar
su parecer sobre determinado tema, midiendo su popularidad e influencia por la
cantidad de suscriptores a su canal o de vistas a sus videos. Se convierten en
reporteros involuntarios e incluso generan conflictos con los medios de comunicación
al tomar atribuciones que podrían o no corresponderles, pues las regulaciones
hacia esta nueva generación de video-aficionados siguen siendo muy ambiguas. ¿Cómo
impedirles tomar, con su teléfono celular, video de un concierto, un acto
público o a una celebridad fuera de los escenarios?
El video-aficionado de esta era adquiere (proponiéndoselo
o no) nuevas dimensiones dentro de su actividad, las cuales encara desde el
momento en que elige su cámara de video: si busca general material de óptima
calidad para entretenimiento personal o familiar, con una edición elaborada y
un resultado óptimo, buscará camcorders más desarrolladas. Si busca estar
preparado en todo momento para capturar video, procesarlo inmediatamente e
incluso subirlo a la red en cuestión de minutos, entonces optará por handycams
o incluso un teléfono celular que le permita grabar en HD, editarlo
directamente en él y subirlo a la red, todo sin abandonar el lugar de los hechos.
Puedo decir que abandoné mi vieja cámara de video cuando
viajé por primea vez a Guadalajara, para la Feria Internacional
del Libro. Tuve que decidir si llevaba mi cámara fotográfica y la de video o
solamente una. Me decidí por la fotográfica pues también grababa video de calidad
aceptable y era mucho más liviana. En el transcurso del viaje, viendo lo sencillo
que era manejar en la computadora el video que había tomado ese mismo día y
poder subirlo a Internet en cuestión de minutos, supe que no volvería a usar mi
vieja cámara de video.
La fiebre había vuelto. Actualmente no salgo de casa sin
esa cámara o con el celular debidamente preparado. Regreso después para
descargar en la computadora el material, revisarlo y editarlo para finalmente
subirlo a mi cuenta de You Tube, compartiendo mis actualizaciones a través de otras
redes sociales, respondiendo los comentarios que me hacen y pensando cómo hacer
nuevos y mejores videos.
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