miércoles, 1 de junio de 2016

Middle Age Freak: Hail Tren del Mame


El pasado miércoles, 25 de mayo, día del orgullo freak y de la toalla, el mundo pareció volverse loco en Internet con las revelaciones de DC y Marvel respecto a los giros que tomarían sus próximas publicaciones. Y aunque es cierto que cada nuevo anuncio al respecto provoca muchas cejas alzadas en la mayoría de los consumidores de comics, la verdad es que este año los efectos de dichos anuncios fueron realmente abrumadores.




Si bien ya teníamos anunciado semanas antes la resucitación de toda la planilla de personajes secundarios de Spiderman y la integración de Watchmen dentro de la continuidad oficial de DC Comics (dejando el soporte ya reblandecido), el pasado miércoles el Internet explotó con el anuncio de que, en el nuevo marco de DC Rebirth, el infame Joker resultaría ser tres personas diferentes alternándose en el papel (como si de obra de teatro se tratara); de que el Dr. Manhattan sería el responsable de la creación de los universos New 52 y Rebirth (sabíamos que al final de Watchmen se marcharía a crear vida en otro rincón del universo, pero,.. ¿qué chingaos paso en el camino?).


Luego vino el Capitán América. Y el mundo se volvió loco. O al menos los comiqueros, que parecen vivir en uno muy particular, ubicado entre Tierra Dos y el Ultimate. La imagen de la última página del primer número de Steve Rogers: Captain America, donde el patriótico y noble personaje jura lealtad a la organización Hydra que siempre combatió, se volvió viral, junto con cientos de memes creados alrededor de esta revelación. Se gritó cibernéticamente por inocencias e infancias violadas en todo el mundo y parece que hasta hubo amenazas de muerte hacia el guionista de esta nueva serie. Esa tarde del 25 de mayo, junto con algunos amigos estábamos jugar cartas de DC Deckbuilding Game en mi casa, cuando uno, revisando su teléfono, lo arrojó sobre la mesa, visiblemente enojado y tuvimos que esperar a que se calmara para que nos diera el anuncio de lo que lo había perturbado tanto.


No me corresponde en este momento juzgar la calidad de este giro argumental en materia editorial o comercial, pero, por más que creo estar acostumbrado, no me deja de sorprender la pasión de algunos aficionados que siguen leyendo al Capitán América, o que se han encariñado con el personaje a través de las películas o las series animadas, e incluso de aquellos que se dicen poco interesados en comics comerciales, pero no dejan de compartir sus eruditas opiniones en línea… Esperen…


Bueno, no importa. Y es que en general, visto desde la distancia y en un gran esquema, esta circunstancia, este cambio, realmente no importa. Y es que una de las grandes falacias que los comics han vendido desde hace muchos años es la idea del cambio. Grandes eventos que cambian para siempre las vidas de los personajes o del mismo universo. Cambios que alejan a lectores fieles y capturan a otros nuevos. Cambios que afectan, para bien o para mal, una industria que sufre las crisis de toda producción editorial actual ante la revolución digital y multimedia.


Pero, al final del día, Peter Parker sigue viviendo con la Tía May; Bruce Wayne no da señales de querer colgar el manto de Batman; Superman sigue ocultando su identidad detrás de sus gafas de fondo de botella; Wolverine sigue tratando de controlar su lado salvaje; Jean Grey vuelve a portar la Fuerza Fénix; y es correcto esperar que, en algún momento, el Capitán América, bajo cualquier circunstancia, siga combatiendo a Hydra. Porque si la única constante en la vida es el cambio, los comics parecen presentar una relativa indiferencia hacia ella.


Como el resto de mis amigos, que seguimos jugando cartas sin darle mucha importancia a estas noticias, mientras a un solitario camarada se lo comía el coraje cada vez que veía algún nuevo meme en su teléfono.








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