martes, 8 de noviembre de 2016
Middle Age Freak: Roleando IV: Sobre una Webcam, Siete Horas de Diferencia y Galactus
A principios del siglo XXI, con la tecnología de la conexión dial up dándole paso a la banda ancha e inalámbrica, había cosas que me divertían, aunque realmente no las tomaba muy en serio. Ni siquiera las consideraba plausibles, aunque los recursos, la ciencia y la experiencia ya las hacía posibles.
Una de ellas era el trabajo del caricaturista norteamericano Aaron Williams, particularmente su tira cómica Full Frontal Nerdity, donde un grupo de jugadores de rol, conformado por Frank, Lewis y Nelson, en cierto momento, re-integran a su mesa a un viejo conocido, Shawn, quien deseaba regresar a jugar con sus viejos amigos. El problema era que Shawn vivía en Alaska en aquel entonces. En Alaska, pero con acceso ilimitado a una conexión de Internet.
Tras conseguir una webcam con micrófonos y altavoces, fue relativamente fácil conectar a Shawn para que presenciara el juego de rol en vivo, desde Alaska. Y a partir de entonces se convirtió en personaje regular de Full Frontal Nerdity, mostrando mucho ingenio, presencia y personalidad a través de su imagen, en forma de una clásica webcam de baja resolución y figura redonda.
Si, en esos años ese nivel de interactividad virtual me parecía divertido y, al mismo tiempo, absurdo porque el juego de rol, hasta donde yo lo entendía entonces, se desarrollaba en vivo, con un factor presencial propio de cualquier juego de mesa. La idea de jugar rol en distintos lugares de la ciudad, ya no dijéramos del mundo, me parecía una exageración. O estabas presente en la mesa o no jugabas rol, realmente.
Pero los años avanzan y nuestra percepción del mundo crece. Tanto como los servicios básicos de Internet de banda ancha. En algún momento, a mediados de este año, escuché hablar sobre Roll20, una plataforma multimedia que permitía a los jugadores de rol organizar sesiones completas sin necesidad de estar reunidos en la misma habitación, utilizando recursos como video chat, mensajería instantánea, aplicaciones para dispositivos móviles, mapas interactivos y generador de resultados numéricos aleatorios bajo esquemas definidos… O sea, tiradas de dados virtuales.
Más por falta de tiempo que por otro motivo, no había probado este sistema, fuera de generar mi cuenta, motivado por las posibilidades de esta idea. Posibilidades que desconocía por completo y realmente no imaginaba. Hasta la semana pasada.
Mao, nuestro amigo, camarada de juegos y estudioso de las dinámicas del juego de rol, había partido a España desde hace algunos meses, para desarrollar más a fondo su tesis de doctorado. Pero la tradición de nuestra mesa dictaba que, para nuestro juego tradicional de Día de Muertos, todos debíamos estar reunidos. Entonces, tras guiar al anfitrión del juego de esa noche en la configuración de su propia cuenta de Roll20, Mao pudo conectarse en línea para jugar con nosotros.
Yo llegué al juego al punto de la media noche, por lo que, cuando entré a la sala, el grupo ya estaba reunido, jugando y en un costado de la mesa, ocupando un lugar distinguible, estaba una laptop mostrando el avatar de Mao a través de una conexión de audio, elegida así para no saturar la banda ancha, pues los teléfonos celulares también salieron de los bolsillos para que jugadores y gamemaster pudieran susurrarse y secretearse a gusto a través de Whatsapp
¿Problemas? ¡Claro que los hubo! El delay de la comunicación, el ruido blanco de la conexión de la laptop a los altavoces externos, los silencios constantes mientras los mensajes se redactaban, enviaban y recibían, junto con las ocasionales bajas de la señal de Internet. Pero la dinámica del juego se mantuvo. Las bromas, las risas y la tensión fueron las mismas y, a la vez, diferentes.
Y mientras jugábamos, tirando dados a siete horas de diferencia y hablando a través del Atlántico Norte, conectando dos continentes, yo pensaba con frecuencia en la tira cómica de Williams, en Shawn y sus andanzas, casi siempre en manos de sus amigos. Y pensé en lo divertido que podría ser conseguirle a Mao una webcam tradicional de esfera y una figura Heroclix de Galactus, para colocarlo en la cabeza y complementar el cuadro. Finalmente, al despedirnos y desconectarnos, me puse a imaginar sobre cómo integrarme más y mejor a esta experiencia y dinámica para el juego de rol.
Pero esa es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión...
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