Un átomo entra en un bar |
UN ÁTOMO ENTRÓ AL
BAR…
Ángel Zuare
… y primero pasó al baño. Supongo
que para echar una firmita, antes de ir a la barra y pedir una cerveza, oscura
y de barril. Era un átomo… pues como se supone deben ser los átomos: con sus
protones y neutrones bien apretados en el centro de su rechoncho núcleo atómico,
y sus electrones orbitando alrededor de este y a cierta distancia. Al parecer
el átomo ya venía de haber recorrido otros bares, pues se tambaleó un poco
cuando el cantinero le pasó la cerveza, pero mantuvo el equilibrio sobre el
banco y empezó a beber. Una, dos, tres cervezas, en menos de media hora, antes
de pasar a las micheladas.
El átomo venía de mala-copa, pues
empezó a buscar pleito con cualquiera que pasara junto a él para pedir algo al
cantinero, golpeara por accidente alguno de sus electrones (lo que era bastante
frecuente pues estos estaban dando vueltas por todo el lugar, en sus órbitas
elípticas) o simplemente lo mirara fijamente y con curiosidad.
Recordando mis clases de química
de la universidad… Bueno, ya, ¿para qué me hago pendejo? Realmente googlee átomo en el celular y luego me
puse a contar sus electrones, protones y neutrones para tratar de averiguar de qué
clase era. Pero fue bastante difícil, los electrones no dejaban de girar dentro
de todo el bar y los protones y neutrones de su núcleo vibraban y parecían desplazarse
con cada trago que tomaba el átomo, haciéndome difícil contarlos. Me pareció que
era un átomo positivo, o sea con mayor número de protones. A otros les pareció
más bien negativo, por la pinche actitud que traía. Ahora que lo pienso
tendríamos que considerar que tal vez ya andaba ionizado, por la cantidad de micheladas
que se estaba tomando.
La verdad, en menos tiempo de lo
pensado, nos acostumbramos al átomo mala-copa. De hecho nos juntamos con él en
la barra para ver la pelea del Cinamón, en el televisor del bar. Y entre cada round
empezamos a molestarlo preguntándole cuál era su número atómico…
-El mismo que el celular de tu
vieja, wey…
… su isótopo…
-El que les voy a meter por el
culo si no dejan de estar chingando.
… su elemento químico…
-Este- y nos hizo una señal obscena.
… y cuánto ganaba como logotipo
del detergente Ariel…
-¡Vayan a chingar a su madre!
… Al final, ya bien entrados en
copas, muchos en el bar estábamos cantando, abrazados al pinche átomo:
-¡¡Contra el maaal, la Hormiga Atómica!!
Realmente no entendí qué salió
mal, pues todos estábamos chupando tranquilos. Tal vez fue porque la pelea
estaba más vendida que el petróleo nacional o porque el pinche átomo pendejo
estaba mezclando alcoholes: cerveza, ron, whiskey y vodka. Pero a mitad del
décimo round, cuando el Cinamón prácticamente se lanzó en un clavado a la lona,
todos en el bar gritamos de coraje y el pinche átomo empezó a vibrar más fuerte
y lanzaba un chillido bien estridente (creo, no estoy seguro, pero creo que
tenía dinero apostado en la pelea). Cuando nos dimos cuenta ya empezaba a hacer
un calor de mil demonios y nos empezaron a chillar los ojos. Lo último que alcanzamos
a ver del átomo mala-copa fue que su núcleo se partió en dos, antes de que un
intenso resplandor nos cegara a todos y la reacción nuclear nos mandara volando
al otro extremo del bar, destruyendo la barra y algunas paredes en el proceso.
La verdad, fue una muy buena
peda. Sin embargo, luego de la reconstrucción del bar y desde entonces, no se
le permite la entrada a ninguna clase de átomo, positivo o negativo. Son bien
inestables los cabrones.
* * *
No hay comentarios.:
Publicar un comentario