Como muchas personas (quiero creer que la mayoría),
disfruté Star Wars Episodio VIII como
lo que es: una película. Entretenida, visualmente espectacular, con defectos y
virtudes, pero al final de cuentas una película y nada más. También, como mucha
gente, atravesé con precaución la zona del spoiler durante el fin de semana de
su estreno y, posteriormente, crucé con mayor cuidado la zona de batalla entre
las facciones a favor y en contra de la película, sin tomar realmente ningún
partido. Así transcurrió gran parte de diciembre.