Publicado
originalmente en Cultura Cómic (2 noviembre 2010)
Cuando escuché por primera vez acerca de la zombie
walk, en realidad no la tomé en serio. Pensé que no eran más que un
pequeño grupo de aficionados a las películas de zombies a quienes se les
ocurrió un día caracterizarse como tales para luego salir a tomar las calles
centrales de su respectiva ciudad. Pero la semana pasada comprendí dos cosas:
Que estos aficionados (como los mismos zombies) son más numerosos de lo que
imaginaba y que en últimamente el zombie se ha cotizado como un grandioso y
confiable activo en la industria del entretenimiento.
El siglo XX vio nacer dos grandiosos aspectos
de la cultura popular norteamericana: El jazz
dentro de la música y el zombie para
la mitología del terror contemporáneo, junto con el horror cósmico lovecraftiano.
Todas estas manifestaciones nacieron íntegramente en Estados Unidos, recibiendo
poca o nula influencia de fuentes extranjeras.
El zombie en particular se convirtió en un monstruo
innovador dentro del género cinematográfico que lo vio nacer: Una criatura que
violaba la ley natural absoluta sobre la vida, que recurría a la práctica
instintiva del canibalismo, carente de propósito o malicia y cuya fuerza se
encontraba en las cantidades. Tras decenas de películas, literatura,
interpretaciones y revisiones podemos afirmar que en los últimos diez años el
zombie ha alcanzado una popularidad sin precedente en comparación con algún
otro monstruo, exceptuando tal vez el vampiro.
La primera zombie walk
registrada como tal se dio en Sacramento,
California, en el 2001 y como parte
de la promoción de un festival cinematográfico de horror. Desde entonces se ha
celebrado anualmente ahí y en otras ciudades de Estados Unidos y el resto del
mundo, incluyendo desde hace cuatro años México y próximamente en ciudades como
Veracruz, Monterrey y Guadalajara, expendiéndose así como el mismo horror que
representan.
Independientemente de los records obtenidos
en asistencia (cuatro mil en Seatle hace poco y seis mil la semana pasada, en
México), me sorprende de este evento el aumento progresivo de asistentes, su
penetración en medios masivos de comunicación e incluso que empiecen a ser considerados
como actividades culturales y foros de difusión comercial, refiriéndome a los carteles
de Walking Dead
que encabezaban la marcha.
Esto nos lleva a la nueva serie de Fox, basada en el comic de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, que
además es el debut del zombie como protagonista de una serie de televisión.
Este es el más reciente eslabón de una cadena que incluye los videojuegos de Resident Evil,
las películas más recientes de George
Romero y las nuevas versiones de sus
clásicos, la reinterpretación de este mito por parte de Danny Boyle en su cinta 28 Días
Después, festivales
cinematográficos como el Macabro o
el Mórbido, comics como Marvel
Zombies y el mismo Walking Dead, películas
independientes o grandes producciones, parodias y documentales falsos. Todo
forma parte del surgimiento del zombie no sólo como una criatura de terror
innovadora, sino como un producto que puede tener alto valor comercial y que
empieza a ser considerado como tal.
Si se tratara de acciones bursátiles, podríamos
encontrarlas bajo la nueva empresa Zombies
Des-Incorporated.
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