Publicado
originalmente en Cultura Cómic (25 octubre 2010)
Mi
primera consola de videojuegos fue un Nintendo
Entertainment System (NES). Lo
recibí una tarde de sábado, pero no pude conectarlo hasta el día siguiente. Esa
noche no logré dormir y me levanté en silencio para ver todo lo que contenía
aquella enorme caja negra: La consola, su grisáceo cartucho de juego que
incluía el Súper Mario Bros y el Duck Hunt, todos los cables para
conectarlo, su instructivo horrendamente traducido al español, la brillante
pistola Zapper y un par de extraños controles
para alguien que conocía solamente las maquinitas de la calle.
Fue
el 18 de octubre de 1985 que el NES
llegó a occidente, con pocas unidades y en almacenes de prestigio de la ciudad
de Nueva York. Sería hasta 1989 que
los mexicanos podríamos conseguirlo y exclusivamente en Liverpool. Luego de sesenta millones de unidades vendidas en su
historia, se puede decir que el NES ha
sido una de las consolas que más ha marcado el ritmo en la industria de los
videojuegos, como podrían ser ahora los
casos del Playstation y el Nintendo Wii.
Sin
embargo, para los gamers mayores de
30 años (aun los que consumen lo último de esta tecnología) el NES ocupa un lugar especial dentro de
su vida como videojugadores. En primer lugar podemos mencionar el estatus social.
A diferencia de las consolas actuales, conseguir un NES era complicado, económicamente hablando (antes de los tratados
de libre comercio y las tiendas especializadas). Por lo tanto, quien tenía un NES se volvía el centro de la atención
en la escuela o entre el círculo de amigos.
Muchas
cosas que vivimos los jugadores del NES
fueron preámbulo a lo que se vive actualmente en la industria. El NES fue la primera consola que explotó
el concepto de las franquicias: Súper Mario, Contra, Megaman, Castlevania, Legend
of Zelda y Prince of Persia fueron algunos de los juegos que ofrecieron
conceptos de continuidad en sus historias y superación tecnológica en cada una
de sus entregas.
También
fue una consola que se prestaba a la experimentación en sus periféricos: Desde
controles especiales como el Nes
Advantage (nunca hubiera acabado Battletoads sin su función de cámara
lenta) y el Nes Max hasta el rarísimo
Power Glove (nunca supe cómo
funcionaba), el primer tapete interactivo (el Power Pad) y el infaltable Zapper
(malditos patos que se negaban a morir en el Duck Hunt).
Esta
experimentación alcanzó niveles sorprendentes en algunos casos, como el de Startropics, uno de los juegos más
impresionantes de su año y el cual no pude acabar pues, a mitad de la historia,
era necesario operar un submarino con una clave secreta que venía dentro de un
sobre en la caja del juego y el cual debía disolverse en agua… El problema es
que el juego lo había rentado e ignoraba ese detalle.
Y
hablando de renta de videojuegos, los cartuchos de NES fueron los primeros en alquilarse dentro de videoclubes o de
manera independiente, dando inicio a una ramificación de la industria que sigue
vigente. También el NES dio pie a la
edición de revistas especializadas (Nintendo Power fue la más longeva
de éstas) o guías de juego. En este rubro podemos mencionar la revista Club
Nintendo,
creada por Gustavo Rodríguez y José Sierra como parte
de un innovador plan de mercadotecnia que consideraba de manera muy especial al
naciente mercado de los gamers.
De
Nintendo fueron las primeras tiendas
especializadas en videojuegos. Recuerdo la más popular, ubicada sobre Insurgentes
y frente al Hotel de México, donde
muchos amigos non congregábamos cada sábado para jugar por horas en las
pantallas de exhibición, que tenían conectados ocho juegos en cada una.
Y
a nivel personal puedo decir que el NES
mejoró mi inglés hasta el punto de impresionar a mi maestra de secundaria,
quien al preguntarme cómo pude aventajar a mis compañeros de clase, le contesté
con gran satisfacción: jugando Nintendo. Pues cuando uno juega Final
Fantasy
o se atasca en el Simon Quest, se ve en la necesidad de leer
cada palabra del instructivo con un diccionario inglés-español a lado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario